La cultura de los muertos

Son situaciones extranaturales, como la muerte violenta de un familiar o amigo, las que descarrilan el comportamiento de cualquier persona. Es que nadie en esta vida esta preparado para que le arrebaten de un momento a otro, y de tal manera, a un ser querido.





Tal detrimento es similar a perder el eje de uno, hasta que las personas se acostumbren a vivir con esa herida abierta, aunque la renguera acompañe hasta el fin de los días. Y el camino más corto para llegar a ese lago con aguas calmas, pero frías aún, es vengarse.

Sí, es que uno no lo quiere asimilar, pero en estos casos la Justicia, en el fondo, es una especie de venganza, a pesar de que cierto individuo haya quebrantado alguna ley, de las tantas bajo las cuales nace cualquiera. Así se implora, se insiste y llora por la aplicación de la justicia para que “pueda descansar en paz”.

Es duro, pero… ¿Quién tiene qué descansar en paz? ¿La víctima o el afecto cercano que sufre la pérdida? ¿Por qué invocamos la memoria de una persona que desapareció del plano físico si lo único que buscamos es el castigo y el dolor de verdadero culpable?

La respuesta es sencilla, se trata de un comportamiento natural (los animales se pelean entre sí a veces simplemente por hecho de cruzarse en el mismo camino y no para alimentarse) y por una cuestión cultura, debido a que de pequeños crecemos con ese dios que nos vigila y castiga ante el mal comportamiento.

¿Dónde está la respuesta correcta? No se sabe, porque todo es relativo, pero la filosofía insiste en dar amor a pesar del desamor, en no dañar a pesar de ser dañado, en no insultar a pesar de ser insultado y en no matar a pesar de ser… 

Por Sebastián Sainz
@sainzseba
ssainz@diarioveloz.com

Comentarios

Entradas populares